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martes, 21 de octubre de 2014

La historia de la casa de Amityville

Hay un bonito pueblo a 20 kilómetros aproximadamente de la ciudad de Nueva York. Es una bonita comunidad portuaria llena de increíbles edificios antiguos y parques tranquilos, un buen luegar para ir a pasar el día o vivir con la familia. Así que es extraño que su nombre infunda horror en los corazones de toda una generación, y evoque una maldad que supera toda ficción. Este pueblo en cuestión es Amityville.

Amityville siempre estará marcada por el recuerdo de los acontecimientos que tuvieron lugar en la casa que vemos en la foto de arriba. Una casa de estilo colonial en el número 112 de Ocean Avenue. Estos acontecimientos están bien documentaos y han sido llevados a la literatura y al cine, lo que no los hace menos horribles.

La historia comenzó en el otoño de 1974, cuando la policía recibió una llamada telefónica informando de un tiroteo en el habitualmente tranquilo pueblo de Amityville. Llegaron al número 112 de Ocean Avenue y encontraron que seis miembros de una familia habían sido masacrados en sus camas. Al señor Ronald DeFeo, su mujer Louise, y a cuatro de sus hijos, Marc, John, Dawn y Allison les habían disparado por la espalda con un rifle. El hijo mayor, Ronald DeFeo Jr, fue acusado de los asesinatos y sentenciado a 150 años de prisión.
Ronald DeFeo Junior
Durante el juicio alegó enajenación mental, y afirmó que un espíritu diabólico lo había poseído e inducido a asesinar a su familia. Su psiquiatra sostuvo que abusaba de la heroína y el LSD. Le diagnostico un transtorno antisocial de la personalidad y dijo que estaba consciente en todo momento cuando cometió los crímenes. Actualmente sigue cumpliendo condena en Green Haven Correctional Facility en Nueva York.

Tras mucho discutirlo, debido a la sangrienta historia de la casa, George Lutz y su mujer Kathy, decidieron que el 112 de Ocean Avenue podía ser su hogar ideal a pesar del pasado que marcaba la casa. El 18 de diciembre de 1975, se mudaron con sus tres hijos y su perro Harry.
Matrimonio Lutz y dos de sus hijos.
Desde el momento en que empezaron a desembalar sus cajas quedó claro que algo no iba bien. De hecho, su "hogar perfecto" estaba a punto de convertirse en la peor de sus pesadillas.

El primer día de su estancia llamaron a un amigo de la familia, el padre Ralph Pecoraro, para bendecir la casa. Dejó la familia con los camiones de mudanza y entró en la casa para proceder a la bendición. El padre Pecoraro abandonó la casa muy turbado. Nunca explicó detalladamente lo que había experimentado, y solamente dijo a los Lutz que se había sentido muy incómodo en uno de los dormitorios del segundo piso y les aconsejó no usarlo. Más tarde en una controversia de declaraciones el padre Pecoraro dijo que jamás entró en la casa y solo hablo con los Lutz por teléfono, claro que en una declaración posterior volvió a decir que si había entrado en la casa. Mientras tanto, el perro, Harry, había sido atado en la parte de atrás para que no estorbara durante la mudanza. Más tarde se descubrió que casi se ahorca en un desesperado intento de abandonar la propiedad. Los acontecimientos del primer día no fueron nada comparado con lo que vendría después.
Como se hacía evidente con cada día que pasaba, había algo malo en el nuevo hogar de los Lutz. Extraños olores que flotaban por la casa, las tazas de los inodoros se volvieron negras, y las cerraduras segregaban una sustancia oscura y pegajosa. Las paredes exudaban una sustancia gelatinosa verde (se dice que podía ser ectoplasma), y enjambres de moscas rondaban el dormitorio del segundo piso donde el sacerdote se había sentido incómodo.

Después vinieron los ruidos: fuertes pisadas que se oían por toda la casa y portazos en mitad de la noche. Cada vez que el señor Lutz corría a investigar, siempre encontraba la puerta cerrada con llave y al perro Harry, durmiendo delante de ella. Más tarde Lutz comenzó a oír otro extraño ruido nocturno, algo así como el sonido de una orquesta desafinada. El ruido lo asaltaba noche tras noche, y en sus investigaciones encontraba las alfombras enrolladas y los muebles cambiados de sitio. Su personalidad empezó a cambiar; se despertaba todas las noches a las 3:15 de la mañana (según dicen algunos la hora del diablo) y salía a comprobar el embarcadero. Enfermó, se volvió apático y dejó de bañarse. Kathy y los niños comenzaron a pelearse y discutir entre sí y Kathy tenía por las noches horribles pesadillas que la hacían despertarse sobresaltada.

Las apariciones comenzaron a manifestarse por toda la casa, y a menudo Kathy sentía que algo la agarraba por detrás. Comenzaron a ver sombras por los rincones. A veces veían cosas que los miraban por la noche a través de las ventanas, en las que por la mañana aparecían huellas de pezuñas. Una vez Kathy arrojó una silla a los ojos que la observaban, el agudo chillido de un cerdo rompió el silencio de la noche. Un amigo les sugirió a los Lutz que recorrieran la casa recitando el Padrenuestro, pero cuando lo intentaron oyeron muchas voces advirtiéndoles de que pararan.

El colmo llegó cuando la hija pequeña Missy, hizo un misterioso amigo imaginario llamado Jodie. Al parecer, Jodie podía cambiar de forma, y le dijo a la pequeña Missy que pensaba quedarse a vivir en la casa para siempre.
Así que finalmente y tan solo veintiocho días después de mudarse a la casa, la familia tuvo bastante y decidieron irse antes de volverse locos. La casa pareció darse cuenta y mientras los Lutz empaquetaban a toda velocidad sus cosas, las paredes empezaron a gemir y la temperatura en el interior empezó a subir notablemente para luego descender en picado. Al día siguiente los que se encargaron de recoger las pertenencias que quedaban de los Lutz dijeron que no notaron ningún fenómeno extraño.

La controversia alrededor de estos sucesos ha durado años, y mucha gente cree que se trata de un engaño. Sin embargo, los Lutz nunca se beneficiaron de estos sucesos. Los investigadores descubrieron que la casa había sido construida en una zona antiguamente habitada por los indios Shinnecock, que utilizaban el lugar para aislar a los enfermos y a los locos de la tribu, lo que podría ser como un manicomio para enfermos y moribundos.

En una investigación dirigida por Ed y Lorraine Warren (de los que os hable hace poco) en el año 1976, se coloco una cámara en el segundo piso que disparó una película infrarroja en blanco y negro a lo largo de la noche. Según el propio George Lutz, aunque nadie se dio cuenta al principio, una de las fotos contenía algo extraño.
Gene Campbell, un fotógrafo profesional, fue el que instaló la cámara automática en 1976. Se hicieron muchas fotografías, pero sólo en una aparece la imagen del niño.
Según George, su hija Missy reconoció al niño de la fotografía, era el amigo invisible con quién solía jugar en la casa. Los investigadores afirman que nadie estaba arriba durante todo el tiempo que se capturaban las imágenes. Aunque podría ser simplemente la imagen de uno de los investigadores Paul Bartz, que tenia un gran parecido con el niño fantasma y además llevaba una camisa similar. Muchos testigos afirman que Paul estaba en el piso de abajo mientras se realizaban las fotografías en el piso de arriba.
Expertos en lo paranormal creen que se trata de un demonio capaz de cambiar su forma a voluntad (tal como el amigo imaginario le decía a la pequeña Missy) y que en el caso de la foto cambió a la forma de uno de los hijos de DeFeo.

¿Cuál es la verdad? En todo caso, la última palabra la tiene el señor Lutz, quien afirma en una grabación: "Rezo para que otra gente nunca tenga que pasar por esto. Lo peor de todo, lo más difícil es no ser capaz de comunicarse con nadie al respecto. No poder encontrar a nadie que pueda ayudarte. No se habla de esto, no se comprende... Y cuando le ocurre a uno se convierte en un extraterrestre para los demás."

Actualmente la casa de Ocean Avenue, 112 es una preciosa casa de seis dormitorios, cuarto de estar, comedor, ático cerrado, tres baños, sótano completo, garaje, piscina de agua caliente y caseta para botes. El dueño actual es desconocido, ya que la casa fue vendida una semana después de la huida de los Lutz y el dueño nunca la pisó.
Casa de Amityville en la actualidad

Vista aérea de la casa (Wikipédia)

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