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viernes, 19 de diciembre de 2014

Positividad; el arma más poderosa.




En la vida nos suceden muchísimas cosas. Por supuesto no son todas buenas, pero tampoco malas. Tenemos grandes golpes que hacen que caigamos pero también grandes regalos que hacen que nos levantemos.


Tenemos dos formas de recorrer nuestro camino, hundidos o paso a paso. Los positivistas, como yo los llamó, o los optimistas son los que eligen ver la otra cara de las cosas. Bien, es complicado llegar a ese nivel pero sólo depende de nuestros pensamientos. El esfuerzo lo tenemos que hacer nosotros, substituyendo cada pensamiento negativo por uno positivo. Por ejemplo;


Te levantas y lo primero que piensas es; ¡Y sólo es martes! No puedo más. ¡MEEEC! ALERTA, PENSAMIENTO NEGATIVO. Sabes perfectamente que puedes y sabes que tienes sueño y te queda toda la semana por delante pero, ¿cómo puedes actuar para que no sea tan pesada?



En primer lugar deberemos suprimir el primer pensamiento negativo que tengamos, normalmente este se encuentra nada más despertarnos y por lo tanto, es el más difícil. Deberemos irnos a dormir acostumbrando a nuestra mente a tener pensamientos dulces y gratificantes para nosotros. Por ejemplo; vernos en una playa paradisíaca e incluso sentir el olor del mar y la temperatura del ambiente. Los primeros días nos costará y aparecerá en nuestra mente ese pensamiento o esa situación tan mala que hemos vivido, o esa persona que tan mal nos trata, o aquello que nos hicieron, pero deberemos luchar con todas nuestras fuerzas contra eso. Porque es eso lo que nos condicionará a nuestro descanso y al día siguiente. 


Una vez dominemos nuestros pensamientos antes de dormir, empezaremos a dominarlos mejor cuando nos despertemos. Nada más te suene el despertador o abras los ojos pensarás en la fuerza única e inmensa que tienes. Esa fuerza no entiende de gimnasios ni de sacrificios físicos, sino que es la fuerza más poderosa de todas, la voluntad. También la puedes llamar coraje, empuje… Llámala como tú quieras, pero lo cierto es que la posees y lo sabes por qué ya la has usado más veces a lo largo de tu vida y quizás ni siquiera te has dado cuenta.



La voluntad es lo que nos predomina, lo que nos expone. La voluntad no es más que esa fuerza que nosotros fabricamos. Pero para poder usarla debemos estar en una buena sintonía. Para ello deberemos vetar todo tipo de pensamiento tóxico para ella. Porque  un autobús, tren o metro esté lleno de gente y no te puedas sentar e incluso algunas de esas personas desprendan un olor un tanto nauseabundo, no debe condicionar tu día.
 
Aquí debemos aprender que el mundo exterior (condiciones, ruidos, olores, personas…) no debe entrar en nuestro mundo interior (voluntad, energía…). Para poner en práctica esto es primordial habernos despertado con un pensamiento firme pero positivo. Durante los primeros días nos costará e incluso lo conseguiremos pero a lo largo del día volverá a apoderarse de nosotros el mal humor, el cansancio… Pero ahí es dónde deberemos poner en práctica nuestra arma más poderosa, la positividad. Todos la tenemos pero muy pocos le damos uso. Créeme, una vez consigas ver la infinidad de opciones que tienes en tu vida es cuando habrás conseguido estar en sintonía o ser positivo/a. Por qué ser positivo no es más que haber entendido que, aunque lo malo sea malo no nos condiciona, si no que con nuestros pensamientos decidimos cuan malo es aquello o lo otro.


El mundo exterior puede ser caótico, incluso amenazante pero nadie más que tu tiene el poder para cambiar lo que te afecta de él. Tú tienes y eres el arma más poderosa y solo tú puedes dominar las circunstancias. Practica cada día un poco y al final te saldrá solo.

Este artículo es simplemente para demostraros que debemos cambiar nuestra forma de ver las cosas, no todas son tan tremendas ni tan graves. Algunas por supuesto, requieren de lutos y otro tipo de dedicaciones, pero somos nosotros los que debemos cargar con nosotros. Así que amigos días a días y poco a poco, cambiar cada pensamiento negativo por uno positivo.
 
Se cae primero el que se ve vencido, el que no arriesga más de lo debido. El que se cae, se aguanta y nunca se levanta. Hay que nadar hacía la esperanza. Alzar el vuelo, inténtalo de nuevo y da la vida con el alma en cueros. Siempre de frente cuando hay contracorriente que en la orilla está la suerte. (Rosana).

1 comentario:

Edu dijo...

Muy buen artículo! Doy fe que hay días en los que me cuesta levantarme, sea por una cosa u otra, las sábanas se me pegan y me cuesta una barbaridad ponerme en marcha. No obstante, con el tiempo aprendes a verlo todo de otra manera, y hoy puedo decir que los pensamientos negativos cada vez están más y más escondidos.