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miércoles, 18 de febrero de 2015

La casa de la risa (Santiago, Chile)


No sólo las tragedias y la violencia de siglos pasados dejan su marca en nuestro mundo moderno; las víctimas de los más atroces acontecimientos recientes tambíen intentan comunicarnos sus sufrimientos.

En 1973, las autoridades militares de Chile, a las órdenes del general Pinochet, protagonizaron un violento golpe de estado y se hicieron con el control del país. El nuevo gobierno militar aplicó fuertes medidas represivas y llevó a cabo ejecuciones de prisioneros políticos.

En 1977 se creó el Centro Nacional de Información, para informar de cualquier posible "deslealtad" política. Se establecieron centros de detención donde de llevaba a los prisioneros para ser interrogados, y sus métodos eran tan secretos que no se conocía la ubicación de dichos centros. Miles de prisioneros fueron torturados debido a su actividad política. La víctimas pertenecían a un amplio espectro de sociedad chilena, incluyendo profesores, abogados, estudiantes, campesinos, médicos y chabolistas. Las torturas que se llevaron a cabo fueron especialmente crueles. Los detenidos sefrían golpes, electroshocks, violaciones, privación del sueño y quemaduras por todas las partes del cuerpo. Muchas víctimas "desaparecieron" y aún hoy no se sabe qué fue de ellas.

En la década de los ochenta se identificó uno de estos centros de detención. Se trataba de una antigua mansión ubicada en Pedro de Valdivia, cerca de la universidad de Viña del Mar (conocida en la zona). Se le había dado el nombre de Casa de la Risa, debido a la estruendosa música que salía de su interior día y noche. Los prisioneros eran llevados allí y encerrados en pequeñas y oscuras celdas de reducidas dimensiones antes de empezar a ser torturados. El elevado volumen de la música acallaba sus gritos, y muchos nunca salieron de allí.

Recientemente se envió a obreros de la contrucción para desmantelar el ruinoso edificio, y mientras comenzaban las operaciones de demolición, empezaron a ver y oír cosas extrañas. Los obreros durmieron en habitaciones separadas la primera noche que pasaron en la casa, pero los extraños ruidos que oyeron hicieron que compartieran una habitación las noches siguientes. Se despertaban al oír golpes en las ventanas, voces extrañas, fragmentos de música a alto volumen y el sonido de un niño llorando. Un obrero dijo haber sido agarrado por la espalda por una fuerza invisible.
Conforme el trabajo avanzaba, los secretos ocultos de la casa se iban revelando. Varios túneles y extraños pasadizos vieron la luz; había falsas puertas que no llevaban a ninguna parte, y los obreros fueron testigos de la increíble sensación de negatividad de la mazmorra de tortura. Las angustiosas voces no debajan de gritar, y muchos obreros dejaron el trabajo, incapaces de olvidar el horror que se había apoderado de ellos.

La Casa de la Risa fue desvastada hasta sus cimientos, y sus secretos enterrados bajo los escombros. Se reconoció que se practicaron torturas bajo el régimen de Pinochet, pero probablemente las almas de los "desaparecidos" siguen exigiendo venganza.

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