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domingo, 25 de octubre de 2015

La verdad sobre el Tarot

El secreto mejor guardado del Tarot es su origen. Los historiadores nunca se han puesto de acuerdo. Como ya os expliqué en una de las primeras entradas del blog, hay muchas creencias al respecto. Se dice que ya los antiguos egipcios (dado que se han encontrado tablas grabadas) ya utilizaban este método para prever el futuro o ver los acontecimientos con mayor claridad.

Los romanos solían hacer barajas las cuales eran consultadas por muchos habitantes. No fue hasta la edad media, que el Tarot reapareció. Sus consultantes eran gentes de la alta sociedad, que para pasar los ratos intentaban desentrañar los misterior del destino.

Los que hemos estudiado el Tarot (los que realmente nos llamamos con orgullo y conocimiento tarotistas) sabemos que es mucho mas de lo que se cree, de lo que parece.

El Tarot hasta principios del siglo XX era sumamente respetado y valorado. Actualmente, dado el aumento de ignorantes televisivos y oportunistas, es algo tabú. Algo de lo que no se habla. Personalmente el Tarot me enorgullece y para mi es un honor seguir trabajando con él. Lo que nos lastima a los sabios del Tarot es ver como su nombre queda manchado o se confunde tarotista con vidente. Dado que nada más mas lejos de la realidad.

El Tarot (como he comentado en muchas otras ocasiones) no da fechas exactas ni cura enfermedades. No contacta con espíritus (aunque si con fuerzas invisibles y energéticas). El Tarot es mucho más. Nos hace ver las cosas con claridad, nos aconseja. Esto se conoce como los consejos del Tarot. Puesto que la energía de las cartas nos eleva, nos protege, nos advierte.

Hablemos ahora de el/la que hace posible este juego del destino, la o el tarotista. La verdadera tarotista.

La verdadera tarotista es la que ha estudiado las cartas, sabe simbología y numerología. Está en un constante aprendizaje, pues las cartas nunca dejan de enseñar.

La verdadera tarotista no puede asegurar ni dudar, simplemente interpreta las cartas. La verdadera tarotista sabe que es un empleo como cualquier otro, pues para eso ella tiene el conocimiento, pero no por ello debe engañar o aprovecharse. Ser tarotista es una decisión, un viaje que se inicia y del cual no se puede volver por que una vez que tienes estos conocimientos son solo tuyos, para siempre. Las velas, rituales e incienso forman parte de su material de trabajo. Conchas marinas, plumas y piedras, agua... son lo que ponen a la tarotista y a las cartas en comunicación con las fuerzas de la natuleza, de alrededor.



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