Es la noche por excelencia del misterio, pero también de la melancolía por los que ya no están. No obstante en esta noche, a nadie le podrá faltar un plato en la mesa.
Empezaremos por preparar la mesa (arriba os he compartido mi mesa básica). En la noche del Samhain, no nos podrá faltar la calabaza y las manzanas. Como tributo a la fiesta de los celtas. Podemos hacerlas servir como decoración para nuestra mesa o incluirlas en nuestro menú (cremas, pasteles...)
Las velas blancas, naranjas y negras deberán estar acompañandonos en esta cena. Lo ideal sería hacer un pequeño altar en nuestro balcón o ventana (siempre vigilando las llamas). Las velas negras dejarán fuera las influencias negativas, las blancas nos darán paz y velarán por los que ya no están, y las naranjas serán las que con su color nos conecten con las fuerzas de la naturaleza, también nos servirán para dar las gracias a nuestros ancestros por guiarnos durante todo el año y así potenciaremos su energía. Para acompañar a este altar y hacer la ofrenda al ritual nos servirán hojas de árbol y piñas de los árboles perennes (pino, abeto...).
En la mesa dejaremos asientos libres para nuestros seres queridos (los que ya no están) y también les serviremos para que nos acompañen durante la velada.
Es una noche de trance, ya que como os explicaba en el post del año pasado, el Samhain se producía con el fin de las cosechas y el inicio del invierno.
Os dejo unas ideas para vuestros platos!
Feliz Samhain a todos!
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